Prensa DiócesisSC.- Con una Solemne Eucaristía se celebró la festividad en honor a San Sebastián, patrono de la ciudad de San Cristóbal, en el Atrio de la catedral. La misa fue presidida por Mons. Ángel Edesio Delgado, Vicario General de Diócesis de San Cristóbal y acompañado por una nutrida representación de sacerdotes, autoridades civiles y militares, y feligreses.
La homilía escrita por Mons. Mario Moronta, quien no asistió a la celebración por motivos de salud, fue leída por el Pbro. Bourelli Arellano, también Vicario General de la Diócesis. En esta reflexión el Obispo de San Cristóbal, recuerda la nueva etapa de consolidación de la Misión Diocesana con la realización del Año de la Palabra de Dios durante el 2010, y medita sobre el testimonio de San Sebastián.
“La Misión Diocesana no ha terminado. Ahora comienza una nueva etapa de consolidación de lo que hemos venido anunciando a lo largo del pasado año. Y lo haremos teniendo muy presente uno de los ejes esenciales que junto con la Eucaristía, posee la Iglesia: la PALABRA DE DIOS. Este año de gracia, lo hemos denominado, el AÑO DE LA PALABRA”.
También señaló el Obispo en su escrito, “Y hoy, de manera especial celebramos la fiesta de uno de esos cristianos ejemplares (San Sebastián), porque fue testigo en medio de una sociedad que le era hostil a los cristianos. No dejó su trabajo de Capitán de la Guardia Romana; era amigo del Emperador, y no dejó de serlo. Pero tenía muy clara la fe que había recibido. Desde ella, con total valentía de testigo del Señor. Osó ayudar a muchos cristianos que estaban presos o que ya se encaminaban hacia el martirio”.
Indicó de igual manera Mons. Moronta, “Nosotros no estamos celebrando hoy la fiesta de un cualquiera… todo lo contrario. Conmemoramos la fiesta de un Testigo que llegó a la gloria del martirio, pues fue capaz de dar su vida por su fe y el evangelio que anunciaba con su propia vida testimonial. Ahora bien, no celebramos a San Sebastián para darle un nombre a unas ferias… hay algo mucho más de fondo. Celebramos al patrono de la ciudad, desde la vivencia de fe y con un creciente sentido de pertenencia a la Iglesia”, dijo.
Finalmente insistió el Obispo que la lección es clara, dijo, “nosotros no celebramos por celebrar, sino para animarnos a ser discípulos y testigos. Hoy, como en toda época, hay manifestaciones del odium fidei -el odio por las cosas de la fe- que atacan a los creyentes”. Y entre esos manifestaciones de odio por la fe señaló el narcotráfico, el secuestro, la extorción, y a las persona que en nuestras ciudades promueve la ingesta indiscriminada de alcohol, o promueve la drogadicción, o, sencillamente no les pone freno a las inmoralidades en locales de su propiedad.