Prensa DiócesisSC.- Con una peregrinación al santuario del Santo Cristo de la Grita, el presbiterio de la Diócesis de San Cristóbal finalizo la celebración del año sacerdotal al cual había convocado el Papa Benedicto XVI. Los sacerdotes concelebraron una eucaristía presidida por monseñor Mario Moronta, y renovaron sus compromisos sacerdotales ante la imagen del Patrono del Táchira.
La clausura del año sacerdotal comenzó en la parroquia Nuestra Señora de los Ángeles, de La Grita, allí los sacerdotes consagraron su ministerio a la Virgen María. Luego salieron en procesión con la imagen del San Juan María Vianney, patrono de los sacerdotes, por las calles del municipio Jáuregui, hasta llegar al templo del Santo Cristo.
En su homilía el Obispo, monseñor Mario Moronta, meditó sobre algunos aspectos de la vida sacerdotal que se encuentran en la contemplación al Santo Cristo, dijo “en primer lugar, encontramos en Él al Sacerdote por excelencia: el que ofrece una víctima propiciatoria a favor de la humanidad; que, además es la misma víctima, para conseguir la mediación entre Dios y los seres humanos”.
De igual manera el Prelado expresó: “En segundo lugar, encontramos en Él la renovación de su encarnación…El Santo Cristo de La Grita nos recuerda, entonces, que sigue en medio de nosotros; que Él permanece entre nosotros hasta el final de los tiempos. Es fruto del Espíritu y de la acción evangelizadora de la Iglesia. Pero, a la vez, por medio de la acción ministerial de quienes hemos sido configurados a Él, continúa haciendo sentir su obra de salvación”.
“En tercer lugar, encontramos en sus brazos abiertos lo que caracteriza al Pastor Bueno: su amor infinito que conlleva la donación de todo su ser. Brazos abiertos para recibir a todos, para salvar y no para condenar… En sus brazos, encontramos reflejados los nuestros: dispuestos siempre a recibir y acoger, en particular a los más alejados”, afirmó así el Obispo del Táchira.
Finalmente monseñor Moronta expresó a los sacerdotes peregrinos, “ante el Santo Cristo de La Grita, sencillamente, venimos a que Él nos vuelva a reiterar la fuerza de su gracia. Sabemos que contamos con ella, ya que nos la ha dado para ser fieles. Contamos con el Espíritu que nos ha marcado y nos ha configurado a Cristo sacerdote. Ante el Santo Cristo renovamos nuestro compromiso de ser sacerdotes y pastores según su corazón: preocupados por todos, pero con una preferencia especial hacia los más pobres, excluidos, alejados y pecadores”.
En esta celebración de finalización del Año Sacerdotal, los miembros del presbiterio de la Diócesis de San Cristóbal firmaron una carta para ser enviada al Sumo Pontífice, Benedicto XVI, donde manifiestan su comunión y a lo tachirense le expresan “agradecemos de todo corazón el regalo hermoso que nos ha dado de este Año Sacerdotal. Como solemos decir en nuestra tierra tachirense, “que Dios se lo pague”.