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11/6/10

Obispo escribe Carta Pastoral a los Sacerdotes del Táchira


Prensa DiócesisSC.- Con motivo de la clausura del Año Sacerdotal el Obispo de San Cristóbal, monseñor Mario Moronta, escribió una Carta Pastoral al presbiterio de su Diócesis, quienes peregrinarán este sábado al templo del Santo Cristo de La Grita, para renovar sus compromisos sacerdotales ante la imagen del patrono del Táchira.

Monseñor Moronta destacó en su escrito que el Año Sacerdotal “ha sido un tiempo de gracia con el cual hemos podido llenarnos de la fuerza del Espíritu para mantenernos perseverantes en la respuesta a la llamada de Dios. Con encuentros de oración y reflexión, además de otros eventos, hemos vivido intensamente en nuestra Iglesia local el objetivo de este Año Sacerdotal: reafirmar y fortalecer nuestra identidad y ministerio como sacerdotes configurados a Cristo, Pastor Bueno” señaló.

“Ser luz en el Señor (Efes. 5,8) es una de las exigencias de nuestro ser y quehacer como sacerdotes. Para ello, con la conciencia clara de lo que somos, estamos llamados a ser testigos decididos y entusiastas del Cristo Salvador (Cf. Lc 24,48). Para ello, precisamente hemos sido consagrados en la verdad (Cf. Jn 17,17). Con dicho testimonio, hemos de ser reconocidos cuales pastores buenos de la grey que se nos ha encomendado”, afirmó el Obispo.

También el mitrado del Táchira recordó a los miembros de su presbiterio la apasionante tarea que deben realizar en el marco del proyecto pastoral de la Diócesis de San Cristóbal, dijo “tenemos la hermosa y apasionante tarea de ejercer nuestro ministerio sacerdotal. Con caridad pastoral, en comunión de fe y esperanza, podemos y debemos hacer sentir la fuerza transformadora de Jesús, el Señor. Nuestro compromiso apuesta a la construcción del Reino de Dios”.

Finamente monseñor Moronta recordó a los sacerdotes que el pueblo confía en ellos, así como lo hace Dios, quien les concede la gracia para permanecer fieles al compromiso adquirido.

Este sábado los sacerdotes del Táchira peregrinarán hasta la Basílica del Santo Cristo, en la Grita, y celebrará a las 10 de la mañana una eucaristía presidida por el Obispo. Allí renovaran sus compromisos sacerdotales, y enviarán una carta al Santo Padre, Benedicto XVI, para manifestarle su comunión y afecto.



A continuación la texto completo de la Carta Pastoral:


A MIS HERMANOS SACERDOTES
DEL PRESBITERIO DE LA DIOCESIS DE SAN CRISTOBAL

¡SALUD Y PAZ EN EL SEÑOR!

Estamos llegan al final del AÑO SACERDOTAL promovido y convocado por Benedicto XVI. El 12 de junio nos hemos encontrado, como peregrinos, en el Santuario del SANTO CRISTO DE LA GRITA: así también nos unimos a la Iglesia Universal en la culminación de este Año. El próximo 4 de julio, en cada una de nuestras comunidades parroquiales, haremos la acción de gracias por los dones recibidos a lo largo de este Año Sacerdotal.

Ha sido un tiempo de gracia con el cual hemos podido llenarnos de la fuerza del Espíritu para mantenernos perseverantes en la respuesta a la llamada de Dios. Con encuentros de oración y reflexión, además de otros eventos, hemos vivido intensamente en nuestra Iglesia local el objetivo de este Año Sacerdotal: reafirmar y fortalecer nuestra identidad y ministerio como sacerdotes configurados a Cristo, Pastor Bueno. A la vez, hemos sentido la cercanía, el cariño y la oración de tantos fieles cristianos hacia nosotros, porque nos ven y nos consideran sus pastores y servidores. Como Presbiterio, hemos tenido la oportunidad de experimentar un crecimiento y de reforzar la fraternidad sacramental que nos debe distinguir.

Lejos de acabarse, este tiempo de gracia se abre, en la esperanza, hacia el futuro: la tarea y misión de la Iglesia en estos peculiares momentos de la humanidad tienen el desafío de la Nueva Evangelización. Hoy, tanto los fieles creyentes como todos los hombres de buena voluntad, quieren vernos y sentirnos como fieles discípulos del Señor y misioneros guiados por el Espíritu. Esto requiere que de manera continua reavivemos el carisma recibido por la imposición de las manos (2Tim 1,6): así, no sólo lo seremos, sino que también nos presentaremos como faros de luz para iluminar el camino del pueblo de Dios (Cf. Fil. 2,15) y como modelos para la grey (Cf. 1Pe 5, 3).

Ser luz en el Señor (Efes. 5,8) es una de las exigencias de nuestro ser y quehacer como sacerdotes. Para ello, con la conciencia clara de lo que somos, estamos llamados a ser testigos decididos y entusiastas del Cristo Salvador (Cf. Lc 24,48). Para ello, precisamente hemos sido consagrados en la verdad (Cf. Jn 17,17). Con dicho testimonio, hemos de ser reconocidos cuales pastores buenos de la grey que se nos ha encomendado. Nuestra conducta y ejemplo de una vida santa según el Espíritu debe llevarnos a decirles a nuestros hermanos lo que nos enseñó Pablo: sean imitadores nuestros como nosotros lo somos de Cristo (Flp 3,17 ).

Ese testimonio tiene una garantía: el servicio que, de manera radical, significa dar la vida por la salvación de todos (Cf. Mc 10, 45); así estaremos actuando como el Buen Pastor (Cf. Jn 10, 15). Para que ese servicio sea m más eficaz, hemos de compenetrarnos con todos los hermanos, de tal manera que los podamos conocer, estemos en comunión con ellos, busquemos a los alejados y extraviados y edifiquemos la unidad de un solo rebaño bajo un solo pastor (Cf. Jn 10, 16).

En nuestra Iglesia local de San Cristóbal, en el marco del PROYECTO DIOCESANO DE PASTORAL, fruto del II Sínodo Diocesano, tenemos la hermosa y apasionante tarea de ejercer nuestro ministerio sacerdotal. Con caridad pastoral, en comunión de fe y esperanza, podemos y debemos hacer sentir la fuerza transformadora de Jesús, el Señor. Nuestro compromiso apuesta a la construcción del Reino de Dios. Lo hemos de hacer sin espíritu de timidez (2Tim 1,7), sino más bien con la decisión que el Espíritu ha colocado en nuestros corazones. No es fácil, pues estamos en una región golpeada por la violencia, la injusticia, la pobreza y la descomposición moral. Hoy más que nunca hemos de ser conscientes de que actuaremos en el nombre del Señor, el verdadero liberador del pecado del mundo y a quien estamos configurados.

Mi voz de aliento y estímulo para que sigamos siendo columnas de bronce (Jer 1, 18) para nuestro pueblo y resplandor de la Verdad que libera (Cf. Jn 8,32) a todo ser humano. El pueblo de Dios confía en nosotros; más aún, es Dios mismo quien confía en cada uno de nosotros y nos concede su gracia para que permanezcamos fieles al compromiso adquirido. Mar Adentro: ¡Adelante en el nombre del Señor!

Los saludo a todos con afecto fraterno y los encomiendo a la maternal protección de María del Táchira, Nuestra Señora de la Consolación y a la intercesión del Santo Cura de Ars.

Con mi afectuosa bendición,

+Mario del Valle, Obispo de San Cristóbal.

San Cristóbal, 12 de junio del año 2010.

Resultados Preliminares del Diagnostico Moral del Táchira